Diseñan un sistema para liberar el arsénico del agua


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Lo implementaron investigadores de la UNLP. Es un método simple, de bajo costo y fácil de usar: en cuatro horas purifica hasta 5.000 litros de agua. El arsénico es tóxico y está presente en la tierra. Los más afectados son los pobladores de zonas rurales. 

Un equipo que convierte en potable y apta para el consumo el agua contaminada con arsénico -un componente químico nocivo para la salud de las personas- fue diseñado y puesto en marcha con éxito por investigadores de varias dependencias de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP).

"Se trata de un método simple, de bajo costo y fácil de usar que, en cuatro horas, purifica hasta 5.000 litros de agua", explicó el responsable de uno de organismos intervinientes en el descubrimiento, Horacio Thomas, director del Centro de Investigación y Desarrollo de Ciencias Aplicadas (Cindeca).

Este metal pesado se encuentra extendido en gran parte de la Argentina: fue detectado en las napas de provincias como Santiago del Estero, Chaco, Salta y Santa Fe. Pero incluso 31 municipios bonaerenses con alta densidad de población también fueron sindicados como sitios con alta presencia de arsénico, según un estudio de la UNLP presentado en 2006.

El investigador destacó que "gracias a este novedoso sistema se logró disminuir el nivel de arsénico a valores inferiores a los establecidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS)". Para Thomas, el invento "puede servir para frenar el envenenamiento progresivo en numerosas poblaciones rurales del país donde el recurso natural está contaminado".

Los científicos hicieron varios ensayos y comprobaron que, al finalizar el proceso, el agua es apta para su consumo. "El sistema funciona porque el agua sale con menos de 10 pbb (partes por billón) de arsénico", sostuvo Thomas. br /   br / Precisó que el equipo, que funciona como una batidora, consiste "en un tanque de 5.000 litros en el que se coloca agua contaminada con arsénico, arcilla y un agitador".

En un primer paso "para hacer arrancar el agitador se necesita de un motor eléctrico que es lo que lo hace girar", agregó. "El agua se agita con la arcilla en su interior y, después de un tiempo, se lo detiene y se lo deja decantar y lo sólido vuelve al fondo con el arsénico absorbido por la arcilla", dijo Thomas.

Con ese método se pueden tratar entre 2.000 y 5.000 litros de agua en cuatro horas para ser consumida, a un bajo costo de energía eléctrica para hacer funcionar el agitador, dado que se determinó que cada litro de agua cuesta un centavo de electricidad.

Los responsables de diseñar y hacer funcionar el equipo son científicos del Centro de Química Inorgánica (Cequinor), el Centro de Investigación y Desarrollo de Ciencias Aplicadas (Cindeca) y la Planta Piloto Multipropósito (PlaPiMu), de la Facultad de Ciencias Exactas y el Instituto de Recursos Minerales (Inremi), de Ciencias Naturales.

Thomas informó que fueron los investigadores del Inremi "los que estudiaron diferentes tipos de arcillas hasta obtener diversas materias primas naturales aptas para la retención del arsénico presente en el agua".

"Los ensayos de laboratorio para ver si se eliminaba el arsénico se concretaron en el Cequinor y en el Cindeca, mientras que el equipo a escala fue construido en la PlaPiMu y los ensayos se realizaron con muestras de aguas subterráneas de diferentes localidades de la región chaco pampeana", manifestó Thomas.

Thomas dijo que para desarrollar esas pruebas se recibió el apoyo de una empresa que, además de proveer de la materia prima para absorber el arsénico, se hizo cargo de la construcción y traslado del prototipo hasta la zona de experimentación.

Actualmente, la empresa y la Universidad Nacional de la Plata realizan los trámites de patentamiento del proceso. Paralelamente, los investigadores presentaron un proyecto a la Comisión de Investigaciones Científicas (CIC) bonaerense para construir cinco equipos, con el objetivo de instalarlos en diferentes lugares de la Provincia.

Según Thomas "este equipo es, por ejemplo, para una escuela rural una cosa fabulosa, porque se pueden producir de una sola vez 10 litros por persona y si la operación se repite habrá agua potable para tomar, regar las plantas y hasta para llevarse a su casa".

Junto con Thomas, participaron de los estudios Irma Lía Botto, directora del proyecto y subdirectora del Cequinor, y Abel Schalamuk, director del Inremi.

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